Professora de Llengua castellana i literatura
Empezamos en Puerta Ferrisa, con su mural histórico de cerámica y su palacio frontal. Seguimos por Petrixol, con la chocolatería Dulcinea; Plaça del Pi, con su iglesia medieval, las heráldicas de la época y el antiguo Palau Maldà; la callejuela de Perot lo Lladre, bandolero histórico en el que Cervantes se inspira para uno de sus personajes del Quijote; el “Carrer del Call” nº 14-16, donde estuvo la imprenta de Sesbatián Comellas que aparece en el Quijote y que en su época era una de las mejores de Europa (ahora es una tienda llamada Dulcinea); la calle Cervantes; y el “Carrer Ample”, donde el escritor ubicó la residencia de Antonio Moreno, el anfitrión de Don Quijote en Barcelona. Finalmente, acabamos la ruta en la casa de Cervantes: Pº Colón nº 2, posiblemente, en la tercera planta. Desde allí, el escritor podía ver, por encima de la antigua muralla, la playa de la Barceloneta. Y es precisamente en esa playa donde hizo que Don Quijote fuera derrotado por el Caballero de la Blanca Luna y regresara definitivamente a su hogar.
Nuestro insigne escritor era un enamorado de la ciudad condal y a ella dedica
Archivo de la cortesía, albergue de los extranjeros, hospital de los pobres, patria de los valientes, venganza de los ofendidos y correspondencia grata de firmes amistades, y en sitio y en belleza única; y aunque los sucesos que en ella me han sucedido no son de mucho gusto, sino de mucha pesadumbre, (no consiguió trasladarse a Nápoles con el conde de Lemos) los llevo sin ella, sólo por haberla visto.
Los alumnos realizaron el recorrido siguiendo un juego de pistas organizado por una entidad cultural de Barcelona. No fue fácil, pero lo consiguieron. ¡Su éxito queda para los anales del instituto!
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